Muchas veces no
reconocen la importancia de mi trabajo, pero ser GARZON(A) es mi mayor orgullo,
porque soy el enlace entre el chef y sus comensales, soy el (la) encargado(a)
de llevar las grandes creaciones hacia la mesa y traer de vuelta un puñado de
emociones hacia la cocina.
Soy
los ojos del chef, sus palabras, sus oídos, sus sentimientos, y su pasión,
porque, aunque mis manos no crean aquellos sueños comestibles, son las
encargadas de depositarlos sobre la mesa más perfecta que existe en el mundo,
que es el paladar de la humanidad.
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